domingo, 20 de febrero de 2011

Capítulo III: Un amor tan intenso como imposible

Fue al comienzo de su largo e infausto peregrinar donde le conoció, Don Fadrique, su amado y venerado noble español. Con la primera mirada la cautivó, mas con el característico sigilo que envuelve a la legendaria Orden de Santiago supo ocultar la abrasadora y correspondida pasión. El hermanastro de Pedro I de Castilla fue designado el Gran Maestre de tan valerosos caballeros cuando apenas contaba con ocho años edad, cargo que sólo abandonaría al perecer vilmente. Orden de notable similitud con los del Temple. Dicen que cuando estos últimos supuestamente desaparecieron en nuestro suelo patrio determinadas propiedades fueron traspasadas a la de Santiago, acogiendo también, según parece, alguno de sus místicos miembros. ¿Traerían consigo sus secretos? Eso se desprende, si hacemos caso a los abundantes símbolos que emergen del cuadro del Greco, “El Entierro del Conde de Orgaz”. (Leer más)

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