sábado, 18 de diciembre de 2010

Libro recomendado estas Navidades: Historias de un pueblo





“Historias de un pueblo”, nació con vocación de hallar una respuesta para determinada pregunta que me hacía insistentemente: ¿por qué nuestra situación democrática vigente se ha desvirtuado considerablemente? Una reflexión que me llevó, de la mano de las vicisitudes de unos personajes, acaecidas en un hipotético pueblo español, Matahambre, a abordar los principales problemas que corroen los cimientos de nuestro Estado y que comienzan por el primer escalón, los Ayuntamientos.

Interpelándome además sobre cómo podremos proseguir sosteniendo el inmenso aparato gubernamental nacional. Haciendo un punto y aparte en cuanto al diagnóstico de nuestro régimen electoral se refiere, el cual ha derivado en una abyecta partidocracia. Recordando los valores de aquel incipiente “Estado liberal de derecho”: la necesaria separación de poderes; el anhelo liberal que aspiraba a mostrar un sistema jurídico ordenado, que favoreciera la seguridad y posibilitara que su destinatario supiera a qué atenerse en cada momento.

Destacando el pensamiento de grandes autores y políticos liberales nacionales. Deslizándome por la concepción de las dos Españas, en palabras de Ortega y Gasset: Una “que se obstina en prolongar los gestos de una edad fenecida”. Y otra “España vital, sincera, honrada, la cual estorbada por la otra, no acierta a entrar de lleno en la historia.” Mas decantándome por la Tercera España, denominada así por Salvador de Madariaga, la de la libertad, la integración y el progreso. Narrando los dispares episodios de nuestro reciente pasado constitucional. Instando finalmente a ejecutar cuanto antes la proclama de Antonio Maura, destacado político regeneracionista de la Restauración, “La Revolución desde arriba”.

Sin más, espero que disfruten, tanto como yo al escribir esta novela, de su lectura. Y quizás, quién sabe, nuestras humildes deliberaciones nos conduzcan a construir un pensamiento colectivo que contribuya, aún incipientemente, a la mejora de nuestra sociedad. Pues hay quien asevera que las utopías del ayer, siempre son las realidades del mañana.

lunes, 25 de octubre de 2010

Mi personal visión sobre la industria turística

A lo largo del tiempo he ido publicando una serie de e-books en formato PDF, recopilación de artículos anteriormente editados en mi Blog Personal: http://ibizamelian.com/, y aunados según su temática, en pro de facilitar su lectura. Pudiendo acceder gratuitamente a ellos al pinchar, en la parte superior de dicha bitácora, en la pestaña titulada: Mis obras”.

El primero sería:La relación de Sorolla con los liberales de su época”, que aborda la sincronía que tuvo el celebérrimo pintor español con las principales figuras del liberalismo de su época.

Posteriormente le tocaría el turno a: Una incipiente aproximación al Liberalismo, adentrándose en los axiomas de la filosofía liberal. Pasando desde sus postulados, a su significado aplicado a un buen gobierno, ejemplos prácticos, iniciativas a tomar, así como un somero estudio de la obra de distintos autores liberales. Un inicial acercamiento a un controvertido movimiento mayormente incomprendido.

Y ahora presento: Mi personal visión sobre la industria turística, donde he querido reflejar mi particular y humilde opinión sobre uno de los sectores económicos más preponderantes del panorama español. En base a mi experiencia adquirida, en cuanto a la industria turística se refiere, tanto en el ámbito privado como en el público, en este último caso concretamente como concejal del ramo en un municipio archipielágico eminentemente turístico.

Espero que disfruten con ellos y como siempre aporten sus enriquecedores comentarios, lo que se torna en una magnífica ayuda para poder ampliar y mejorar mi perspectiva, por lo que os estoy infinitamente agradecida.


viernes, 20 de agosto de 2010

Capítulo LV: La disputa por el centro

Adolfo Suárez fundaría, el 29 de Julio de 1982, el Centro Democrático y Social (CDS), aspirando a recuperar el electorado de centro que hasta ese momento se decantaba por la UCD. No obstante, lo pretendido por Suárez no se produjo. Primeramente por la Ley Electoral, que fomenta el bipartidismo y la preponderancia de los partidos mayoritarios. Mas la debacle del CDS, no sólo dependió de la susodicha ley, sino también de un PSOE preocupado en conservar el 30% de los votos centristas arrebatados a la UCD en los comicios de 1982, quien ya se había percatado de lo decisivo que resultaba ese segmento para pelear por la mayoría absoluta, por lo que moderaría considerablemente su mensaje. Y un PP, liderado por José María Aznar, empeñado en reubicar el partido en el centro, desplazando inevitablemente al CDS. (Leer más)

martes, 3 de agosto de 2010

Capítulo LI: La dimisión de Adolfo Suárez

Una vez aprobada la Constitución Española de 1978 se disuelven las Cortes y se convocan elecciones generales para el 1 de Marzo de 1979. Proclamándose la UCD como fuerza más votada, aunque sin mayoría absoluta. En el discurso de investidura del viernes 30 de Marzo de 1979, el Presidente anunciaría el fin de la etapa del consenso y el camino hacia la consolidación de la democracia, donde se desarrollaran plenamente la tan necesaria labor ejecutiva del gobierno, como la fiscalizadora de la oposición.

El 3 Abril de ese mismo año tendrían lugar los comicios municipales, los primeros de la democracia. UCD consiguió 29.000 concejales. Si bien los socialistas solamente lograron 12.000, gracias a los acuerdos suscritos con los comunistas, que sacaron 3.600 actas edilicias, se hicieron con importantes cotas de poder en las principales ciudades españolas.

Ahora bien, los mayores pesares para Suárez provendrían de su propia organización. Comienza a irrumpir una idea a propuesta, al parecer, de los democristianos, la mayoría natural, que pasaba por la unión con el partido de Fraga. La conformación del gabinete inicial pretendía aunar a las distintas facciones. Erigiéndose un gobierno, con predominio del vicepresidente y amigo de Suárez, Fernando Abril Martorell. En Febrero de 1980 los barones de UCD se revelan contra él en una Comisión Permanente del partido, y elevan sus quejas a Suárez, provocando finalmente su salida. El 2 de Mayo se renueva el ejecutivo. Lo que es aprovechado por los socialistas para presentar una moción de censura, que no prosperaría, pero que dañaría irreversiblemente la imagen del Presidente y contribuiría a minar su moral. Frente a las múltiples vicisitudes Suárez finalmente concebirá como única salida la dimisión, que hará pública el jueves 29 de Enero de 1981. (Leer más)

lunes, 26 de julio de 2010

Capítulo XLIX: Los Pactos de la Moncloa

Si durante la etapa de la Transición resultaron destacables las funciones desempeñadas por: Su Majestad Juan Carlos I, el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez o Torcuato Fernández-Miranda, entre otros muchos, no menos brillante se mostró la labor de Enrique Fuentes Quintana. Designado por Adolfo Suárez, tras las elecciones del 15 de Junio de 1977, como Vicepresidente Segundo para Asuntos Económicos.

La situación económica del momento era acuciante. La inflación rozaba el 44%. Propiciando el gran endeudamiento empresarial un alarmante incremento del paro. El 25 de Octubre se rubricarían, por parte de los representantes de los principales partidos políticos, los “Pactos de la Moncloa”, ratificados por el Parlamento el día 27. Las medidas adoptadas se encaminaban hacia una reforma fiscal, que evitara el fraude generalizado, tónica hasta aquel entonces imperante. A lo que hay que añadir una política presupuestaria que buscaba reducir el déficit público. Así como la flexibilización del mercado laboral, en pro de crear nuevos empleos. Los resultados no tardaron en llegar, a finales de 1977 la inflación ya se había reducido hasta el 26%, y un año más tarde al 16%. (Leer más)

miércoles, 21 de julio de 2010

Capítulo XLVIII: De la ley a la ley

Otra de las figuras claves de aquel momento es la de Torcuato Fernández-Miranda, autor ideológico de la “Ley para la Reforma Política”, así como facilitador y diseñador del camino que nos conduciría hasta la presente etapa democrática.

Previamente a los comicios del 15 de Junio el gobierno de Suárez legalizará los Sindicatos y reformará la Ley de Asociaciones, al objeto de permitir la participación de los diversos partidos políticos. Aún así se mantendrá el artículo 172.5 del Código Penal, que prohibía las asociaciones que “sometidas a disciplina internacional, se propongan un régimen totalitario”, en clara alusión al Partido Comunista. No obstante, el 9 de Abril, el que será conocido como el “Sábado Santo Rojo”, por coincidir con la Semana Santa, el Presidente decretará su confirmación.

El 15 de Junio tendrá lugar el tan anhelado plebiscito. Resultará vencedora la formación de Adolfo Suárez, la coalición electoral UCD.

El Congreso constituye, el 26 de Julio de 1977, la “Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas”. Quien a su vez nombrará el 1 de Agosto de 1977 la Ponencia encargada de redactar el proyecto de Constitución.

Documento de gran extensión. A tenor del artículo 1.3: “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.” Nace el Estado de la Autonomías. Otra peculiaridad será el bicameralismo asimétrico de las Cámaras. Por otro lado se definirá el Estado como aconfesional. Debido a su difícil modificación es valorado como un texto rígido.

El rasgo más destacable de la norma jurídico suprema fue su gran consenso, nunca antes se había dado en la historia española tan amplia conformidad en torno a una Constitución. Lo que se logró a costa de la claridad y precisión del documento. Ya desde su redacción, en pro del pretendido consenso, se daba por sentado que habría que recurrir al Tribunal Constitucional ante las controvertidas cuestiones autonómicas.

Otro punto que nos reportará enormes quebraderos de cabeza a la postre sería esa preponderancia que se conferirá a los partidos políticos, a modo de resarcimiento por el ostracismo infligido durante el periodo franquista, derivando en la partidocracia vigente. (Leer más)

domingo, 18 de julio de 2010

Capítulo XLVII: La Transición, Suárez y el Rey

La Transición es el período que acontece desde el fallecimiento de Franco, el 20 de Noviembre de 1975, hasta la aprobación de la Constitución española, el 29 de Diciembre de 1978. Aunque lo más acertado sería incluir igualmente la etapa que abarca hasta 1982, donde se siguen detectando elementos similares a los anteriores. Año este último en el que accede al gobierno el PSOE, tras ganar abrumadoramente las elecciones.

Si primordial fue la figura de Adolfo Suárez, no menos la del monarca Juan Carlos I, que desde el instante inicial en que fue erigido sustituto de Franco en la Jefatura del Estado hizo suyo el deseo de su padre, Don Juan de Borbón (1913-1993), que no era otro que el de instaurar la democracia en España. Plenamente consciente de que únicamente mediante la reconciliación de todos los españoles seríamos capaces de adentrarnos en otra etapa democrática.

Pero la Transición no fue producto de unos pocos, sino de una sociedad entera que estaba decidida a reconquistar la libertad que le había sido usurpada. Porque, parafraseando a Adolfo Suárez: “Hay algo que ni siquiera Dios pudo negar a los hombres: la libertad”. (Leer más)

lunes, 5 de julio de 2010

Capítulo XLVI: La dictadura de Francisco Franco Bahamonde

Muertos los generales Sanjurjo y Mola durante la contienda civil, Franco se erigirá como líder indiscutible de los militares golpistas. Planificadores junto a Gonzalo Queipo de Llano de las actuaciones para derrocar al gobierno del Frente Popular. Convirtiéndose Franco, a pesar de sus vacilaciones iniciales para implicarse en el parcialmente fallido Golpe de Estado, en el jefe y sumo Caudillo de España, encontrándose el resto de los órganos del Estado supeditados a su persona y sólo responsable ante Dios y la Historia. Este periodo se caracterizó por la férrea defensa del totalitarismo en contra tanto del liberalismo, como del comunismo.

El rechazo de Franco por cualquier atisbo liberal era máxime, por lo que no optó, como otras veces aconteció en nuestro pasado constitucional, por elaborar una norma jurídica suprema, al atribuirle una connotación democrático-liberal. Decantándose por construir la estructura jurídico-política mediante siete leyes fundamentales, aprobadas entre 1936 y 1975: el Fuero del Trabajo, la Ley Constitutiva de Cortes, el Fuero de los Españoles, la Ley de Referendo Nacional, ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, la Ley de Principios fundamentales del Movimiento Nacional y Ley Orgánica del Estado.

La falta de adaptación del Régimen a los nuevos tiempos, fueron erosionándolo poco a poco. Franco moriría el 20 de Noviembre de 1975, asumiendo sus funciones Don Juan Carlos. Convirtiendo en realidad sus palabras alumbradas muchos años antes, cuando dijo a sus generales: “Yo no haré la tontería de Primo de Rivera. Yo no dimito; de aquí al cementerio.” (Leer más)

martes, 18 de mayo de 2010

Capítulo XLIV: La Constitución de la Segunda República

El 09 de Diciembre de 1931 el Presidente de las Cortes promulgaría la Constitución por la que se regiría la Segunda República. Decretando la soberanía popular y el sufragio universal, tanto masculino, como, por primera vez, femenino, para los mayores de 23 años. Declarando asimismo la división de poderes. La organización territorial se adscribiría a un modelo que se calificó como Estado integral, a medio camino entre el unitario y el federal. Los órganos constitucionales serían: las Cortes (unicamerales), el Presidente de la República y el Gobierno.

La Segunda República fue una iniciativa en gran medida de los intelectuales, al frente de los cuales se situaría la generación del 14, capitaneada por José Ortega y Gasset (1883-1955). Quien viendo el cariz que tomaban las cosas, al parecer decepcionado, decidiría disolver la Agrupación al Servicio de la República en 1932.

Un contexto eminentemente conflictivo. Repleto de abruptas contiendas protagonizadas por las dos eternas Españas. Impidiendo la fraternal reconciliación bajo la bandera de la tercera: la de la libertad, la integración y el progreso.

Y en cierta medida pareciera que los puntos candentes de aquel momento, volviesen a surgir en esta era: la controvertida constitucionalidad del polémico Estatuto catalán, la presunta politización del Tribunal Constitucional, los recelos a tenor del reparto competencial,…

El grado de desencanto fue tal, que Salvador de Madariaga llegaría a definir a la Segunda República como el “trágico disparate”. Incluso Unamuno apoyaría inicialmente a los rebeldes, cuya sublevación y fallido intento de Golpe de Estado desencadenaría la cruenta Guerra Civil. Queriendo ver en los militares la autoridad regeneracionista necesaria para encauzar la deriva nacional. Rectificando rápidamente su actitud y arrepintiéndose públicamente el 12 de Octubre de 1936, en el acto de apertura del curso académico de la Universidad de Salamanca, ante los improperios lanzados por el general José Millán-Astray: “Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España”. (Leer más)

lunes, 26 de abril de 2010

Capítulo XLI: Las dos Españas

En Febrero de 1931 José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala crean la “Agrupación al Servicio de la República”. La aparición en escena del susodicho grupo la marcaría el manifiesto fundacional publicado el 10 de Febrero de 1931 en “El Sol”. Del cual destacan, por su premonitoriedad al respecto de la etapa actual, los ulteriores pasajes:

“Cuando la historia de un pueblo fluye dentro de su normalidad cotidiana, parece lícito que cada cual viva atento sólo a su oficio y entregado a su vocación. Pero cuando llegan tiempos de crisis profunda (…) es obligatorio para todos salir de su profesión y ponerse sin reservas al servicio de la necesidad pública.(…)

(…) El Estado español tradicional llega al grado postrero de su descomposición. No procede ésta de que encontrase frente a sí la hostilidad de fuerzas poderosas, sino que sucumbe corrompido por sus propios vicios sustantivos. (…) Un sistema de Poder público (…) que ha sido una asociación de grupos particulares, que vivió parasitariamente sobre el organismo español, usando del Poder público para la defensa de los intereses parciales que representaba. Nunca se ha sacrificado aceptando con generosidad las necesidades vitales de nuestro pueblo (…)."

El 16 de ese mes cae el gobierno de Dámaso Berenguer (1873-1953), tras lo que Alfonso XIII designaría a Juan Bautista Aznar-Cabañas (1860-1933) como Presidente del mismo. Quien convocaría elecciones municipales para el 12 de Abril.

La rotunda victoria de los republicanos en las grandes ciudades y sobre todo en Madrid, y teniendo en cuenta el profundo conocimiento que sobre el fenómeno caciquil en los núcleos rurales albergaban la plenitud de fuerzas políticas, determinaron la proclamación de la Segunda República el día 14.

A pesar de que la Segunda República comenzó con gran algarabía y júbilo por parte de la población, pronto se transformaría en confrontación y confusión. Una vez más el espectro de “las dos Españas”. Sembrando de lúgubres sombras el horizonte. Y es que nuestra historia nos evidencia pertinazmente, desde hace casi dos siglos, nuestra incapacidad para pasar página y sumergirnos en la Tercera España. Aquella que describió Salvador de Madariaga como: la de la libertad, la integración y el progreso. (Leer más)

jueves, 1 de abril de 2010

Capítulo XXXVI: La mal usada vía de urgencia

Mas las fechorías de “La banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como”, no se quedaban exclusivamente en lo reseñado.

Que no creían en la separación de poderes resultaba sumamente evidente. Fieles seguidores de una gestión a golpe de decretos, eludiendo en todo momento el exigido debate en el Consejo Plenario. Cercenando las escasas vías de pronunciamiento popular, negándoles a los vecinos el derecho fundamental expuesto en el artículo 23 de la Constitución Española (CE): “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal. (…)”

Memoré también la constante queja de Libertad, acerca del mal uso de la vía de urgencia en los distintos Plenos celebrados en el recinto consistorial. Existen tres modalidades de sesiones del Pleno:

Ordinarias. Aquellas cuya periodicidad está preestablecida. Y en las que media previamente una comisión informativa, donde se exponen los asuntos a debatir en el Pleno. A la que suelen asistir los técnicos, en pro de aclarar las diversas dudas suscitadas a los ediles, planteadas sobre los informes por ellos redactados, ya fueren técnicos o jurídicos. Con el fin de esclarecer cualquier farragoso asunto, posibilitando la absoluta coherencia en el ulterior voto. Ya que no olvidemos que un negligente pronunciamiento puede acarrear inclusive consecuencias penales.

Extraordinarias. En este tipo también ha de celebrarse con anterioridad una Comisión Informativa.

Extraordinarias de carácter urgente. Donde no media comisión informativa y osan facilitarte un grueso expediente un día para votar al día siguiente. Que puestos a pensar mal, será para que no lo estudies y emitas un juicio al azar, lo que les otorgaría más probabilidades de que sus arbitrariedades pasen desapercibidas. Circunscribiéndose habitualmente esta modalidad en Matahambre a las alambicadas y cuantiosas Modificaciones Puntuales del Planeamiento.

Llegando al paroxismo de los descritos comportamientos, con un integral descaro, en el instante en que tratan de colar igualmente por la vía de urgencia un punto añadido al orden del día del Pleno Ordinario. No disponiendo la oposición ni siquiera de una nimia hora para estudiar la referida documentación, sino que ha de pronunciarse “ipso facto”.

¿Es esto democracia? ¿Por qué la vigente negativa a instaurar la fórmula del city-manager ya, si se muestra obligado una reforma en la Administración Local? (Leer más)