domingo, 22 de marzo de 2015

La utopía del gobierno de los mejores

La España caciquil de la Restauración, la abyecta telaraña de corrupción existente, llevó a clamar a Joaquín Costa por la figura del “cirujano de hierro”. Refiriéndose al gobierno del sabio, del filósofo, influido por el mito de la Caverna de Platón. Las “minorías selectas” de José Ortega y Gasset, que deberían sustituir a la dirección del “hombre-masa”. Siguiendo la estela de los institucionistas y krausistas. Pero esa “élite” o “cirujano de hierro” que supuestamente nos ha de gobernar y que ha de guiar a la masa, que presuntamente subsiste en minoría de edad, puede derivar en autoritarismos varios. Por lo que Popper afirmaba que no debemos preguntarnos “¿quién debe gobernar?”, sino “¿cómo debemos gobernar?”. Porque no es posible para Buchanan concebir a los políticos como “déspotas benévolos”. Pues el ser humano, según indica Rawls, es auto-interesado por naturaleza. No cabiendo inferir que se va a guiar exclusivamente en pro de servir al bien común. Además es muy difícil detectar si los líderes sufren de algún trastorno de la personalidad. Tampoco podemos tener la certeza de hasta qué punto influirá en su comportamiento el entorno. Recreando asimismo las técnicas de persuasión y manipulación del discurso político un modelo mental en el receptor que hace muy difícil llegar a conocer la realidad. Por lo que lo coherente sería centrarse en establecer normas claras que hagan muy difícil transgredir la legalidad vigente. Y no poner el énfasis en buscar al político ideal, cosa harto complicada que se pueda dar debido a la esencia imperfecta del ser humano. (Leer más)

No hay comentarios:

Publicar un comentario