martes, 3 de septiembre de 2013

Capítulo XVI: La conjura contra la libertad

Hablan los vaticinios y fábulas de alcanzar la madurez individual. De lograr desprendernos de supercherías y fanatismos, del control y la manipulación. De vivir nuestra propia libertad durante siglos secuestrada. En Toledo ese espíritu de la libertad, pura y sin cortapisas, un día anidó. Mas de repente ese entorno se anatematizó. Aquella semilla, tratada de enterrar después del Renacimiento, floreció en las postrimerías del siglo XVIII con el Romanticismo en las artes y las Revoluciones Liberales. Se da la paradoja que hasta esa fecha prácticamente no había crecido la renta per cápita mundial a lo largo de la historia y a partir de ahí despega exponencialmente. El liberalismo, trajo una mayor riqueza. La esperanza de vida pasó de 48 años a 78. La tasa de analfabetismo disminuyó. Empezaron a respetarse incipientemente las minorías. Los movimientos feministas se hicieron un hueco.

Pero los que hasta ese momento habían comprado sus privilegios al Rey se sintieron atacados y no quisieron perder su lugar en la sociedad. Conscientes de que ya no resultaba factible volver atrás, de que aquella época había acabado, buscaron el modo de beneficiarse con el cambio bajo las vestimentas mercantilistas, conservadoras. Denominada derecha porque los representantes del Antiguo Régimen se sentaban a la derecha de la asamblea durante la Revolución Francesa, en tanto los liberales se ubicaban a la izquierda. (Leer más)

No hay comentarios:

Publicar un comentario