jueves, 11 de julio de 2013

Capitulo X: El liberalismo nació en España

“Riña a garrotazos”, de Goya
Fue España la que trajo la luz a una Europa inmersa en profundas tinieblas. Arquetipo durante largas etapas de tolerancia, de riqueza multicultural. Tierra donde convivieron las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo. Desde aquí se expandió el saber de los filósofos griegos: Platón, Aristóteles. Averroes, intelectual andalusí, introduciría las teorías de Aristóteles en el siglo XII a través de Al-Ándalus. Pensamiento que influiría en Santo Tomás de Aquino, testigo que recogería la Escuela de Salamanca.

Los teólogos de la Escuela de Salamanca, exponente del Siglo de Oro español, serían los artífices de los postulados liberales de los que mucho después beberían Adam Smith o Locke. Por tanto las raíces liberales no son anglosajonas, sino netamente españolas. Fueron ellos los que indicaron que el poder debe estar legitimado por el pueblo. Por lo que si el gobernante se convierte en tirano, el pueblo tiene la facultad de deponerlo, a tenor de lo predicado por el jesuita Juan de Mariana. Abogando además por unas cuentas del Estado saneadas y por presupuestos equilibrados. Francisco de Vitoria en el siglo XVI, será el precursor de los actuales Derechos Humanos, aseverando que las buenas obras nacen con independencia de la religión que uno profese. También aceptaron los escolásticos el interés en los préstamos, si bien debiera ser razonable y moderado. Y no podemos olvidar tampoco que el término liberal se acuña con la Constitución de Cádiz de 1812. (Leer más)


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