sábado, 6 de julio de 2013

Capítulo IX: María Magdalena

Me llamó la atención un cuadro colgado al final de la estancia. En él se representaba muy probablemente a la Virgen María y tras ella una mujer que parecía portar la tiara papal. Cuando Christian Resende Cruz dejó de hablar le pregunté por tan extraña representación. Y tras sonreír  durante un par de segundos respondió: “Es una reproducción de una de las láminas que se le atribuyen a Nostradamus. Antes comenté que fue en el Concilio de Nicea, en el 325, cuando se redefine el dogma actual. En ese Concilio además se desecharon otros textos, lo que hoy se conoce como los Manuscritos Apócrifos de Nag Hammadi. Entre los que se encontraba el Evangelio de Tomás, en él se afirma que Jesús aseveró: “Partid un leño y allí estoy yo, levantad una piedra y allí me encontraréis.” A tenor de lo que se desprende de este pasaje Dios está en nuestro interior y es ahí donde debemos buscarlo.

Pero de todos estos escritos el que haría tambalear más los cimientos de la Iglesia sería el Evangelio de María Magdalena. Donde se indicaría que María Magdalena era la predilecta de Jesús. Fiel seguidora de sus enseñanzas, testigo de su muerte y resurrección. Apareciéndosele el espectro del hijo de Dios para conminarla a predicar su palabra. Por tanto Pedro, sobre cuya tumba el emperador Constantino mandó construir la Basílica de San Pedro, no sería el guardián de las llaves del cielo, sino una mujer, María Magdalena.” (Leer más)

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