sábado, 2 de julio de 2016

Capítulo XXXV: Vuelva usted mañana

Una lágrima se deslizó lentamente por mi mejilla. Por primera vez atisbaba a comprender mínimamente el profundo desgarro interior de Libertad. No obstante, el mal que ella achacaba a Matahambre quizás no se circunscribiese exclusivamente a esta comarca. Ni siquiera a Golfi y sus secuaces, o al todopoderoso don Oprobio. Tampoco a un concreto espectro político. Amargamente empezaba a intuir que esta dolencia estaba pudriendo las raíces de la democracia en nuestra patria. Como pasara ya con la envidia, que en palabras de Unamuno se había convertido en «la carcoma del alma española». Y es que aquellos pasajes, concebidos por Joaquín Costa hace ya casi un siglo, eran lo más parecido a la vigente realidad. Y la proclama de Maura una imperiosa necesidad. (Leer más)

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