lunes, 20 de junio de 2016

Hermetismo y alquimia espiritual


Cuando empezó hace años a rondarme por la cabeza la idea de escribir La Hermandad de Doña Blanca, desconocía que hubo en la historia de Europa una Orden Rosacruz. No obstante, por pura casualidad quizás, si es que estas existen, cayeron en mis manos distintos documentos que describían una organización cuyos postulados tuvieron un fuerte calado en nuestro continente. En concreto: La Fama Fraternitatis, publicado en 1614; La Confessio Fraternitatis de 1615; y Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz, que salió a la luz en 1616. En la aparición de los rosacruces, en esta etapa, subyace una proclama sobre la necesidad de promover el humanismo y la espiritualidad. En tratar de mejorar el mundo a través de la perfección individual.

Si bien, como otras corrientes que ahondan en la parte trascendente del ser humano, factiblemente la Orden Rosacruz pudo tener sus raíces en las antiguas escuelas egipcias de misterios. Y es precisamente en esas escuelas egipcias de misterios de donde emerge Thot, bautizado por los griegos como Hermes Trismegisto. Para algunos no se trata de un ente individual concreto, sino de un articulado pensamiento filosófico. Enseñanzas que componen lo que hoy conocemos como el hermetismo y que son la base de la alquimia espiritual; pero, que tiene sus orígenes en la Heka egipcia. (Leer más

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