El domingo por la mañana las gotas de rocío caían, cual tristes lágrimas, de las hermosas rosas del jardín. Rosas que perfumaban cada día nuestro hogar. Aromas que traían a mi mente las imágenes de los gratos momentos que allí pasamos. Como cuando supimos que pronto nacerías. Mi querida Silvia, sin duda alguna, el instante más feliz para tu madre y para mí. Una nueva Silvia estaba a punto de irrumpir en nuestras vidas. Nombre que ha sido usado por nuestra estirpe en cada generación. (Leer más)
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