Aunque nos esforcemos en reemplazar una palabra por otra, el problema no está en el vocablo utilizado sino en el uso que hacemos del mismo. Un claro ejemplo es la reciente sustitución de la voz jurídica imputado por investigado, con el objetivo de eliminar la concepción peyorativa de la expresión. No obstante, de poco vale cambiarle el nombre a algo, si no modificamos nuestro mapa mental. (Leer más)
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