Fue al comienzo de su largo e infausto peregrinar donde le conoció, Don Fadrique, su amado y venerado noble español. Con la primera mirada la cautivó, mas con el característico sigilo que envuelve a la legendaria Orden de Santiago supo ocultar la abrasadora y correspondida pasión. El hermanastro de Pedro I de Castilla fue designado el Gran Maestre de tan valerosos caballeros cuando apenas contaba con ocho años edad, cargo que sólo abandonaría al perecer vilmente. Orden de notable similitud con los del Temple. Dicen que cuando estos últimos supuestamente desaparecieron en nuestro suelo patrio determinadas propiedades fueron traspasadas a la de Santiago, acogiendo también, según parece, alguno de sus místicos miembros. ¿Traerían consigo sus secretos? Eso se desprende, si hacemos caso a los abundantes símbolos que emergen del cuadro del Greco, “El Entierro del Conde de Orgaz”. (Leer más)
domingo, 20 de febrero de 2011
viernes, 11 de febrero de 2011
Capítulo II: El largo peregrinar de Doña Blanca
Si trazáramos una línea en un mapa, uniendo las provincias en las que se encuentran ubicados cada uno de los distintos enclaves en los que estuvo confinada la desdichada Doña Blanca de Borbón, nos hallaríamos ante un mágico triángulo, conformado por: Ávila, Guadalajara, Toledo y Cádiz. Doña Blanca tras desposarse con Pedro I de Castilla, el 3 de Junio de 1353 en Valladolid, es repudiada por su esposo a los dos días del enlace. Decretando el enajenado rey su reclusión en el Castillo de Arévalo. Pequeña localidad de poco más de ocho mil habitantes en la Comunidad Autónoma de Castilla – León, provincia de Ávila. El 14 de Agosto de 1354 es encerrada en el Alcázar de Toledo, en Castilla- La Mancha. Trasladándose posteriormente a la Catedral. De allí pasará a Sigüenza. Siendo en Medina-Sidonia donde concluya la trágica existencia, pudiéndose leer en la evocadora Torre, que allí se alza con su nombre, el ulterior pasaje: “En esta torre estuvo presa y acabó sus días a manos del ballestero Juan Pérez de Rebolledo, en el año 1361, la virtuosa y desventurada reina Doña Blanca de Borbón, esposa de Don Pedro de Castilla.” (Leer más)
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martes, 1 de febrero de 2011
Capítulo I: La desdichada Doña Blanca de Borbón
La oscuridad se cernía lentamente sobre Sigüenza. Sobresaliendo el majestuoso Castillo, donde estuvo confinada, desde 1355 a 1359, nuestra venerada Doña Blanca. Privada de toda libertad por su cruel marido, Pedro I de Castilla. Narrando la leyenda que, en las noches cerradas de luna llena, aún se pueden percibir sus tristes lamentos, incluso vislumbrar su afligido espectro. Y allí estábamos, como cada año, los cinco, miembros de “La Hermandad de Doña Blanca”. Después de veinte años, continuábamos congregándonos, un fin de semana de finales de Septiembre, en aquel Parador Nacional de Turismo del Castillo de Sigüenza. Debatiendo en cada cita sobre la tan efímera Libertad y sus principales baluartes. (Leer más)
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