lunes, 23 de septiembre de 2013

Capítulo XIX: Todo es mente

Tras tan excelsa velada Rodrigo y Claudia se retiraron a descansar. Era cerca de la medianoche; no obstante, Carlos insistió en que nos quedáramos un rato más, invitándonos a pasar a la biblioteca. Mientras tomábamos asiento en unos cómodos sillones, nuestro anfitrión abrió un pequeño cofre y sacó unos papeles. Acto seguido, con voz solemne nos dijo: - Cuando era aún un niño mi abuela materna me dio esto, porque, según ella, quizás algún día necesitara de su contenido. Estas hojas hablan de siete leyes escritas por el puño y letra de Hermes Trismegisto, el “Kybalion” lo denominan. La primera decreta que todo es mente. 

Además estos documentos explican que para que se produzca la Tercera Gran Reforma el hombre tendrá que cultivar cuerpo, mente y espíritu. Exclusivamente de este modo alcanzará la auténtica liberación. Para los antiguos egipcios el proceso iniciático seguía unos pasos. La dominación de esta técnica permitía entrar en contacto con la parte divina que alberga cada ser humano. En la India lo definen como el despertar del kundalini yoga. En el cristianismo encontramos, por ejemplo, las experiencias místicas de Santa Teresa de Jesús. Quien describía el éxtasis como: “Acá no hay sentir, sino gozar sin entender lo que se goza.” Siempre se representa a los Santos del catolicismo con un halo de luz sobre su coronilla, que coincide con la apertura del séptimo chakra o centro energético del hinduismo. Pues en palabras de Ghandi: “Lo mismo que un árbol tiene una sola raíz y múltiples ramas y hojas, también hay una sola religión verdadera y perfecta, pero diversificada en numerosas ramas, por intervención de los hombres.” (Leer más)

sábado, 14 de septiembre de 2013

Capítulo XVIII: Cómo dejar atrás la pobreza

La derecha se define como liberal en lo económico. No obstante, en lo social, actúan cual comunitaristas, al exigir a los demás una determinada forma de ser o comportarse en su ámbito privado, en pro de proteger una pretendida moral común. Mientras, los socialistas otorgan autonomía en lo privado, pero reivindican el derecho de dirigir la economía, abogando como los anteriores por un hipotético bien común. Cuando lo único que tiene que hacer el Estado es velar porque se cumplan las normas, para que podamos desarrollar la vida que cada uno repute sin violar los derechos de otros.

El liberalismo no habla de abandonar a los más desprotegidos a su suerte. Así, conforme a las teorías del liberalismo igualitario del filósofo Jhon Rawls, es admisible cierta redistribución siempre que sea para garantizar la igualdad de oportunidades a los más desprotegidos. Con el fin de que todos partamos desde un mismo punto de salida. Sin embargo, cabe que la brecha entre unos y otros se agrande en base a sus actitudes y aptitudes, pero esto carece de importancia si se aseguran unos mínimos. Porque la historia ha demostrado que, parafraseando al intelectual liberal argentino Armando Ribas: “la igualdad económica requiere una gran desigualdad política, es decir, falta de libertad y de derechos.”

Esto último fue lo que intentó imponer sin éxito el extinto bloque comunista, que provocó el levantamiento, el 13 de Agosto de 1961, del vergonzoso muro de Berlín. El cual se derrumbó el 9 de Noviembre de 1989, mostrando al mundo el fracaso de un sistema: el de la planificación centralizada y el dirigismo económico. La denominada en 1949 República Federal de Alemania produjo lo que se llamó el “Milagro Económico Alemán”, gracias a la implantación de la economía de mercado. Otro ejemplo claro en este sentido lo encontramos en Bangladesh. Los microcréditos han posibilitado la incorporación de las capas más bajas al comercio. En dos décadas la pobreza ha pasado del 57% al 31%. En 1991 la India se abre a la economía de mercado. La pobreza se redujo del 60% de 1981 al 42% del 2005. Vietnam transformó su 60% de pobreza de 1975 en el 16% del 2013. (Leer más

domingo, 8 de septiembre de 2013

Capítulo XVII: El extraño término de “participaciones preferentes”

Rodrigo continuó con su tan interesante disertación. Pero esta vez centró su relato en el territorio español, donde también algunos quieren responsabilizar al libre mercado de los desaguisados producidos presuntamente por el Estado. Todos tenemos en mente las mal llamadas participaciones preferentes. Un término definido por los legisladores y un tanto contradictorio. Tras el colapso financiero norteamericano de finales del 2008, las entidades de crédito a nivel mundial se derrumban, un considerable número son nacionalizadas en Europa. El G-20 insta a los Estados a que presionen a sus bancos para que aumenten sus niveles de capital. Pues bien, antes de tocar en la puerta de Europa para que nos dejara dinero, había que buscar una hipotética fórmula que reflotara las maltrechas entrañas de esas cajas. Estas, al no ser sociedades anónimas, no podían emitir acciones. El Estado no disponía de medios. Entonces a alguien debió ocurrírsele la idea de potenciar las participaciones preferentes. 

Este producto es considerado de los complejos, por lo que su venta únicamente es apta para clientes con conocimientos financieros, o sea, para los denominados profesionales. Incomprensiblemente el Banco de España no se percató en un principio de esta práctica. Pero más raro fue que modificara la ley, reservándose el derecho de suspender el cobro de la rentabilidad fijada en las participaciones preferentes si las entidades financieras no estaban lo suficientemente capitalizadas. Instituciones que recibían con este producto un dinero que pasaba a formar parte de sus recursos propios, saneando por consiguiente sus balances. (Leer más)

martes, 3 de septiembre de 2013

Capítulo XVI: La conjura contra la libertad

Hablan los vaticinios y fábulas de alcanzar la madurez individual. De lograr desprendernos de supercherías y fanatismos, del control y la manipulación. De vivir nuestra propia libertad durante siglos secuestrada. En Toledo ese espíritu de la libertad, pura y sin cortapisas, un día anidó. Mas de repente ese entorno se anatematizó. Aquella semilla, tratada de enterrar después del Renacimiento, floreció en las postrimerías del siglo XVIII con el Romanticismo en las artes y las Revoluciones Liberales. Se da la paradoja que hasta esa fecha prácticamente no había crecido la renta per cápita mundial a lo largo de la historia y a partir de ahí despega exponencialmente. El liberalismo, trajo una mayor riqueza. La esperanza de vida pasó de 48 años a 78. La tasa de analfabetismo disminuyó. Empezaron a respetarse incipientemente las minorías. Los movimientos feministas se hicieron un hueco.

Pero los que hasta ese momento habían comprado sus privilegios al Rey se sintieron atacados y no quisieron perder su lugar en la sociedad. Conscientes de que ya no resultaba factible volver atrás, de que aquella época había acabado, buscaron el modo de beneficiarse con el cambio bajo las vestimentas mercantilistas, conservadoras. Denominada derecha porque los representantes del Antiguo Régimen se sentaban a la derecha de la asamblea durante la Revolución Francesa, en tanto los liberales se ubicaban a la izquierda. (Leer más)